Para ser y/o sentirte irlandés has de definir claramente la comunidad a la que perteneces. Cuando Dios llamó a Gabino, no dijo Gabino ven. Sino Ven-ga-bino. Así pues; arriba, abajo, al centro y adentro de la pila bautismal. A partir de ahora podeis llamarme Ana Maria Lea. Es justo y necesario.
Oh Señor, te encomiendo mi libertad.
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